10 de abril de 2012

¡Lucio, vive!

Ser pueblo, hacer pueblo; estar con el pueblo.
Forastero.
Auténtico promotor de causas justas.

De los luchadores sociales que han trascendido a la historia, los más censurados han sido los que más se han identificado con los más bajos estratos sociales. Ejemplo de lo anterior es el silencio de los textos escolares sobre Flores Magón y el Partido Liberal Mexicano a pesar de tener una importancia fundamental por encima de todos los personajes de la llamada “Revolución Mexicana”

En las luchas guerrilleras de la década de los setentas del pasado siglo, Lucio Cabañas Barrientos y el Partido de los Pobres fueron los más ligados a los integrantes de la sociedad más paupérrima, aun lastimosamente predominante, los que más simpatías y apoyo despertaron en el pueblo y sin embargo, de quien más silencio se trata de imponer a su recuerdo.

Por lo anterior, en esta publicación trataré de rescatar el valor histórico-revolucionario de Lucio Cabañas, así como sus aportaciones a la lucha del pueblo.

Muchos luchadores sociales se preguntan ¿Por qué no avanzamos? ¿Por qué estamos aislados del pueblo? ¿Qué debemos hacer? Al menos yo planteo, humildemente, como respuesta lo siguiente; debemos continuar el camino del “Che” y de Lucio, organizando y uniendo al pueblo ayudarle a despertar la confianza en su propias fuerzas, y un método fundamental es haciendo justica social.

Los Justicieros Sociales siempre han trascendido en épocas dictatoriales, no se puede ser luchador social sin ser justiciero, y para ello se requiere valor y amor al pueblo. Si no coexisten estos dos ingredientes; valor y amor al pueblo, es imposible levantar la simpatía de los oprimidos.

En esta época en que las injusticias se agravan por la dominación criminal de un Sistema Imperialista Mundial que conforma un bloque de los más grandes capitalistas de todos los gobiernos en contra de la propia humanidad, en especial los obreros y los desposeídos; el anhelo más sentido es justicia, y aunque eso haga florecer el negocio de los “superhéroes” creados y vendidos por la misma publicidad empresarial, el futuro pertenecerá a los pueblos, verdaderos justicieros, que se sabrán levantar, orientar y unir como un solo pueblo en el mundo para acabar con el sistema mundial de esclavitud dominante, construyendo una sociedad de mujeres y hombres nuevos.

Lucio Cabañas como hombre justiciero, de origen muy humilde, egresó como profesor normalista a los 27 años de edad; obtiene su primer empleo de profesor en la comunidad de Mexcaltepec, Guerrero, allí organizó a los pobladores para que defendieran los recursos forestales de los caciques y madereros que aserraban los bosques ejidales sin aportar ningún tipo de beneficio al pueblo. Los poderosos contrataron pistoleros que no pudieron matar a Lucio en ese momento, quien permaneció un año amenazado de muerte por sublevar a la comunidad en defensa de sus derechos.

Esta etapa de profesor es de comprensión y aplicación del comunismo científico en las luchas, Lucio como profesor dura escasos tres años, pero en ese corto periodo de tiempo logra enseñar a muchos pobladores a usar un poder propio que ignoraban, para lograr justicia; el poder del pueblo organizado y unido que da triunfos a las masas que recuperan así su propia dignidad, valor y autoestima, sembrando en la gente la semilla de la nueva sociedad.

La comprensión del comunismo científico y el poder del pueblo en una verdadera democracia directa, son las bases que se intentaron plasmar en la creación del Partido de los Pobres.

Lucio como profesor amaba su trabajo, a sus alumnos y al pueblo, por lo que jamás utilizo los golpes ni los maltratos con los niños, más bien prefería comprenderlos, jugar con ellos en los ratos libres y tratarlos con cariño, pues Lucio era muy apacible con los pobladores en general.

Lucio fue exigente, alegre, bromista, fue acomedido y sin egoísmo; así lo recuerdan quienes lo conocieron.

El 18 de mayo de 1967 a las 10:00 hrs, fue convocado un mitin en la plaza central de Atoyac, pero el gobierno local ya había decidido acabar para siempre con la lucha de los pobladores, intentando masacrar a padres de familia y a Lucio, esta conducta criminal por parte de las autoridades era cotidiana en todo el país, verbigracia la represión del movimiento estudiantil del 2 de octubre de 1968.

Cientos de policías emboscaron a los pobladores que pacíficamente acudían a un mitin, cuando Lucio Cabañas comenzó su discurso arriba de un improvisado templete, el capitán de la policía dio la orden de disparar sobre la multitud. Cuando sonaron los disparos mucha gente quiso proteger a Lucio, que entre la multitud, en esa ocasión, lograría escapar de la muerte y evadir a la policía y huir a la sierra. El resultado de aquella masacre fue la muerte de cinco padres de familia, entre ellos una mujer embarazada, además de vario heridos.

El mismo 18 de mayo de 1967 en la noche, Lucio sale amado con una pistola rumbo a distintos poblados a buscar voluntarios para iniciar una lucha armada contra el gobierno represor e intolerante, así como en contra de los que ostentaban el poder adquisitivo de aquella región.

Ante el rechazo que recibe de parte del Partido Comunista Mexicano para apoyarlo en su rebelión, Lucio decidió crear con los rebeldes y colaboradores del Partido de los Pobres, con una línea política Marxista-Leninista no dogmática, pero con aportaciones teórica maoístas y del propio Ernesto Guevara de la Serna.

Plantea, entonces, Hacer la Revolución socialista levantando al pueblo para suprimir al mal gobierno de los ricos y conquistar el poder del pueblo y para el pueblo, que se organizaría y se manifestaría en una democracia directa, asambleísta, (y no representativa, como lo hacen las clases explotadoras).

Lucio propone que el Partido de los Pobres tiene que ser un instrumento del pueblo para la Revolución Social, el partido debe organizar a las masas creando con ellas el vehículo de la lucha revolucionaria; considerando en su conjunto al partido, sus comités revolucionarios, la Brigada de Ajusticiamiento y las organizaciones populares de lucha.

La primera reunión donde se declara solemnemente el inicio de la revolución, se da en la comunidad el Ticuí, y al día siguiente, el 19 de mayo en la comunidad de San Martín de las Flores se continúa la incorporación de voluntarios -entre ellos un hermano de Lucio- a la guerrilla.

Desde el inicio el grupo armado adoptó el nombre de Brigada Campesina de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres, que poco a poco creció hasta alcanzar los ciento dos guerrilleros, entre las filas veinte mujeres, armados todos con diversas armas de diversa procedencia.

Entre 1967 y 1974 dicha Brigada resistió, laudablemente, dieciséis campañas militares con fuerzas de miles de soldados. La guerrilla de Lucio fue la más poderosa de su época y la que más mermó a las fuerzas del mal gobierno. Incontable cantidad de soldados y policías fueron heridos y muertos en muchos combates, mientras que los integrantes de la Brigada sólo perdieron entre diez y veintidós combatientes en siete años de guerra.

Las cifras son elocuentes;

1.- De los 532 desaparecidos reconocidos en la guerra sucia en el México de los setentas, 290 se registraron en Guerrero; la inmensa mayoría en relación con el Partido de los Pobres.

2.- Cerca de la mitad de todos los efectivos del ejército llegaron a concentrarse, en el estado de Guerrero, para combatir a la guerrilla que concentraba su accionar en tan sólo cuatro municipios.

3.- Pablo Cabañas, otro hermano de Lucio, fue secuestrado, torturado y encarcelado desde 1972 hasta 1977 en Sonora, donde vivía desde 1962.

4.- La madre de lucio y dos medias hermanas fueron secuestradas y llevadas al campo militar número uno durante casi dos años.

5.- Dos tías de crianza de Lucio también fueron secuestradas y encarceladas.


El Partido de los Pobres fue el que despertó gran simpatía entre las masas y el que más colaboradores tuvo. Su actividad política fue duramente combatida por el gobierno priísta, que ante su impotencia se desquitó con los pobladores indefensos y con los familiares de los “alzados”.

De la vida en la guerrilla, cabe destacar que los guerrilleros, que acompañaban consecuentemente los ideales revolucionarios de Lucio, nunca recibieron ayuda ni entrenamiento profesional de otros países, los problemas los resolvían con anuencia del pueblo, con ingenio y lucha tenaz de los combatientes.

La conducta al interior de la guerrilla fue fraterna, por lo que hubo escasas confrontaciones entre los compañeros, y por lo tanto, escasearon los actos de traición, durante la vida de Lucio, jamás se ajustició a ningún compañero con la pena de muerte, aunque el reglamento interno de la Brigada de Ajusticiamiento lo establecía para algunas faltas graves como la traición, robo de armamento y violación.

Los ajusticiamientos solo se efectuaron en contra de enemigos del pueblo, y aun en el caso de Rubén Figueroa – gobernador secuestrado en 1974-, se le respetó la vida. A los soplones y esbirros del gobierno sólo después de tres avisos, para que cambiaran de conducta, se les ajusticiaba si persistían en sus declaraciones.

Durante y después de los combates estaba prohibido matar a los soldados desarmados, los que huían o se rendían; cuando se les capturaba se platicaba con ellos, tratándolos de convencer de que abandonasen el ejército y se les dejaba en libertad.

En la guerrilla de Lucio se promovía el estudio y la superación, la Brigada siempre llevaba consigo una biblioteca ambulante con libros clásicos del marxismo e historia.

Lucio usaba el sobrenombre de “Miguél” y trataba en las reuniones de decisión, nunca imponer su voluntad, trataba siempre de convencer explicando las cosas lo más claro posible, nunca imponía esfuerzos o sacrificios que él no estuviera dispuesto a hacer; predicaba con el ejemplo.

En las reuniones dejaba que todos opinaran, él tomaba nota escuchando atentamente, y al final, él daba sus propuestas con argumentos de importancia. Después de estar de acuerdo y convencidos, se tomaban las decisiones en colectivo.

La primera victoria de las fuerzas gubernamentales fue lograr separar a los combatientes de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento de las masas que los representaban. Para eso el ejército no escatimó terror. 1974 fue el año en el que la represión y el cerco militar se hicieron más tenaces y sangrientos contra todos lo militantes, simpatizantes y colaboradores del Partido de los Pobres.

Es cuando el ejército logra construir una red de soplones, reclutados con engaños y amenazas, de entre los jóvenes desempleados, a los cuales el gobierno priísta les promete empleos en “actividades culturales y deportivas”, después de enganchados los saca de las comunidades rebeldes y los integra, de manera criminal, al ejército para al final introducirlos clandestinamente al interior de sus comunidades de origen como soplones del ejército. Esa nueva maniobra, junto con las desapariciones, torturas, amenazas, robos y detenciones que realizó el ejército, se conjugaron con una extensa y constante manipulación de los medios informativos de todo el país para desprestigiar al Partido de los Pobres.

Para ocultar la brutalidad represiva del gobierno tricolor y del ejército, el gobierno anunció su disposición de dialogar directamente con Lucio Cabañas.

Por lo anterior, el Partido de los Pobres se vio ante la siguiente disyuntiva; * Si se negaba a dialogar, entonces todos los medios de comunicación de aquel entonces los acusarían de violentos, de terroristas, de populistas, locos, etcétera, y eso “justificaría”, una mayor represión en contra del pueblo y los aislaría más del resto del pueblo mexicano. *Si aceptaban dialogar disminuiría un poco la represión en contra del pueblo, aunque el gobierno se presentaría como bueno, pacifista y conciliador en los medios de “información”, además de que le permitiría al gobierno del PRI ubicar y conocer más a la guerrilla.

Ante este callejón sin salida, los guerrilleros deciden aceptar el diálogo, poniendo como condición hablar directamente con el gobernador en terreno de la guerrilla. Entonces el candidato oficial a gobernador se ofrece como voluntario para iniciar pláticas con Lucio Cabañas.

El entonces futuro gobernador del PRI en Guerrero, Rubén Figueroa, acude el 30 de mayo de 1974 a un encuentro pactado con Lucio Cabañas, en la sierra guerrerense. El primero de junio se rechazaron las propuestas del gobierno; se rompen las pláticas, y el entonces Senador Figueroa es secuestrado por la guerrilla para posteriormente iniciar las negociaciones para su liberación.

El tres de julio Figueroa intenta escapar, pero no lo logra y el día siete del mismo mes se envía un ultimátum exigiendo cincuenta millones de pesos y la difusión de un manifiesto del Partido de los Pobres en los medios de comunicación. Días después, los guerrilleros reciben veinticinco millones de pesos entregados a través de un sacerdote.

Una de las columnas de la Brigada Campesina de Ajustamiento se enfrentó al ejército que perdió seis soldados el día nueve de agosto, pero se logra romper el cerco militar. El ocho de septiembre ubican a la columna guerrillera que resguardaba a Figueroa cerca de poblado de El Quemado, donde Figueroa logra huir entre el enfrentamiento de guerrilleros y soldados.

El dos de diciembre da su último combate el justiciero del pueblo, Lucio Cabañas, cuando la columna que él dirigía logra romper el cerco militar en las cercanías de El Otatal en el municipio de Tecpan, en la zona de Costa Grande, Guerrero.

El cadáver de Lucio fue arrojado a una tumba común en el cementerio de Atoyac, donde el cuerpo permaneció hasta el doce de agosto del 2002, fecha en que los antropólogos forenses identificaron sus restos.

El primero y dos de diciembre de 2002, veintiocho años después, los seguidores y familiares de Lucio Cabañas le rindieron un homenaje y trasladaron sus restos a la plaza pública de Atoyac, donde se levantó un obelisco a su memoria. Todo esto a pesar de la oposición del gobierno local, de las amenazas, persecuciones y represión que encabezó el alcalde priísta en contra de simpatizantes del profesor guerrillero. 
“Porque la figura de Lucio es todavía difícil de digerir para los explotadores”.

Los militares, policías y malos gobiernos de la derecha, principalmente los priístas y panistas, que en esencia representan los intereses de las minorías rapaces y traficantes de influencias, siguen gozando de impunidad hasta hoy, pero la figura de Lucio Cabañas sigue siendo leyenda.


"Hay hombres que luchan un día y son buenos, 
hay hombres que luchan un año y son mejores,
hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. 
Pero hay  los que luchan toda la vida; 
esos son los  imprescindibles".
Bertold Brecht.

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