La herencia de dos desconocidos: Marx y Trotsky*
Guillermo Almeyra
El primero, cuando murió en 1883 sin haber llegado ni a 70 años, era conocido casi únicamente por su actividad política en la Asociación Internacional de los Trabajadores, y por su larga e importante actividad periodística. Sus libros y trabajos fundamentales habían sido leídos por pocas decenas de personas o sólo fueron publicados muchos años después de su muerte, y los partidos que comenzaron a seguir su pensamiento en realidad estaban profundamente marcados o por el socialismo estatalista, como los alemanes, o influenciados por el liberalismo positivista de la época. Además, Marx fue prematuramente deformado. En efecto, cuando un pensamiento revolucionario se hace Estado, como sucedió con el cristianismo, se convierte en dogma y surgen los sacerdotes-burócratas que manipulan los nuevos textos sagrados, enterrando por segunda vez, por subversivo, al profeta.